Autores: Mª Luisa Royo Sasot y Enrique Vallespín Domínguez
A lo largo de la Historia, la posición geográfica que ocupa Aragón ha convertido a su territorio en una encrucijada, en el escenario de contacto de culturas y civilizaciones muy diversas, y en laboratorio de muchas influencias. Eso se ha trasladado a las manifestaciones artísticas que, en cada momento, han sintetizado sensibilidades e inquietudes espirituales, han resuelto necesidades prácticas y, también, han reflejado las ideas de enseñanza, adoctrinamiento y dominio en las distintas sociedades.
Desde la recepción, en la Antigüedad, de estéticas mediterráneas sobre sustratos indoeuropeos, hasta la superposición de formas italianas, renacentistas, sobre la tradición gótica ya en el siglo XVI, contemplaremos el pragmatismo romano, las influencias germánicas y la importante huella hispanomusulmana. El románico aragonés interpretó de manera original ideas estéticas francesas y lombardas, poniendo en valor el papel del camino de Santiago como transmisor de ideas y novedades, mientras que el peculiar mudéjar que se desarrolló en el reino de Aragón sintetizó con gran armonía los modos constructivos del cristianismo con soluciones y decoraciones musulmanas.
Vamos a contemplar la forma en que se desarrolló esa interacción, cómo se reflejó, y qué es lo que ha quedado de todo ello. Contamos con un patrimonio artístico rico, diverso y de gran valor, del que disfrutan nuestros sentidos, y que nos ayuda a conocer mejor a quienes, antes que nosotros, pisaron estas tierras.