De nuevo, tuvo lugar en el Palacio de la Aljafería
Un año más, el Palacio de la Aljafería acogió el acto central del Día Internacional en memoria de las víctimas del Holocausto, organizado por Amical de Mauthausen y Rolde de Estudios Aragoneses. El acto, al que asistió un centenar de personas, se adelantó en dos días al 27 de enero, fecha de dicho Día Internacional declarado por Naciones Unidas como una jornada de recuerdo y enseñanza.
Presidida la Mesa por Alfonso Vicente (secretario segundo de las Cortes de Aragón), Josep San Martín (delegado de Amical en Aragón) y Vicente Pinilla (presidente de REA), el acto fue conducido por la periodista Aitana Muñoz quien, tras el encendido de velas y un minuto de silencio en recuerdo de las víctimas, dio paso a las diferentes intervenciones de representantes de los colectivos que con mayor crudeza sufieron la deportación y el exterminio.
Joaquín Pisa recordó a los republicanos exiliados en la persona de su tío Mariano Carilla (natural de Lanaja, muerto en el castillo de Hartheim). A él le siguieron Timna Segal (de la asociación Sefarad Aragón, en recuerdo del pueblo judío), Isabel Jiménez (Fundación Secretariado Gitano), Concha Arnal (colectivo Towanda, en recuerdo de los deportados homosexuales), Grazyna Opinska (asociación cultural polaco-aragonesa) y un grupo de alumnos del colegio Salesianos de Monzón, que compartieron sus impresiones tras su visita al campo de Mauthausen, en uno de los viajes organizados por Amical.
En la mayoría de las intervenciones se insistió en la idea de que la conmemoración tiene un indudable mensaje para el presente y para el futuro, en que la intolerancia y la anulación del «distinto» tienen también otras caras y manifestaciones hoy día, y que el mejor antídoto contra ellas es precisamente el ejercicio de la memoria. Además, dado que la temática de esta edición era el reconocimiento de todas aquellas personas que se habían arriesgado por los perseguidos en aquel doloroso trance, también hubo palabras dedicadas al aragonés Ángel Sanz Briz, cuya actuación desde la embajada española en Budapest salvó miles de vidas.
El acto se cerró con la música de «La canción de los soldados del pantano», que se convirtió en un himno para todos los deportados y un testimonio de la resistencia antifascista.
Un año más, queremos agradecer la acogida de las Cortes de Aragón, y la eficacia y profesionalidad de sus trabajadores.